Las Curiosidades de Samarcanda

Hay un lugar en Samarcanda, la visita del cual puede revelar un poco el misterio y la magia encantadora de la ciudad. Este lugar es el museo "Afrasiab". Se encuentra en el norte de Samarcanda, cerca de los vestigios de Afrosiab. El antiguo asentamiento de Afrasiab (fundado en los siglos VII-VI aC, existió hasta el siglo XIII) hoy en día representa sólo un grupo de colinas. Se cree que Afrasiab fue Marakanda - la legendaria capital de Sogdiana. Durante las excavaciones arqueológicas se comprobó que ya antes de nuestra era Afrasiab era un importante centro cultural y comercial de Asia Central.

Cerca de Samarcanda funciona la fábrica de papel, donde los maestros artesanos producen el famoso papel de Samarcanda hecho a mano usando las tecnologías antiguas. A lo largo de los siglos Samarcanda tenía fama por sus artesanos. Las innumerables invasiones que sufrió Samarcanda, traían no sólo el dolor y la devastación. Muy a menudo eran una de las maneras más eficaces de intercambio cultural y tecnológico. Así, cuando en el año 751 las tropas chinas invadieron el territorio de Asia Central, apareció y comenzó su marcha victoriosa la fama de los artesanos de Samarcanda que producían el papel.

A lo largo de los siglos en el Oriente la alfombra subrayaba idealmente el buen gusto del dueño de la casa y simbolizaba la prosperidad. Una cosa auténtica se la ve enseguida, provoca admiración, como si resplandeciera de una energía especial. Y hasta hoy día, se tarda más de un año para producir una verdadera alfombra oriental hecha a mano, que durante este tiempo recibe mucha energía que se extiende por todos los elementos del ornamento y penetra en cada hilo.

Muchas naciones tenían ritos en los que se consumía el vino. En el zoroastrismo, que hace siglos era la religión predominante en Asia Central, el consumo ritual de vino, las propiedades curativas del cual en aquel entonces ya habían sido identificadas, era muy importante. El vino se consumía tanto en las celebraciones, como en ciertos rituales. La cultura greco-bactriana traída por Alejandro Magno, tampoco prohibía el consumo del vino, sino que estimulaba el desarrollo de vinicultura en la región, porque el vino jugaba un papel muy importante en la vida de los griegos.