Necrópolis Chor-Bakr
A cinco kilómetros al sur-oeste de Bujara, en el pueblo Sumitan se encuentra una necrópolis singular - la necrópolis Chor-Bakr (“Cuatro hermanos”), que comenzó a construirse en el siglo XVI. “La Ciudad de Muertos”, como la llaman en el mundo, está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
La aparición de la necrópolis en el pueblo Sumitan se remonta al tiempo del reinado de los Samanidas. El pueblo Sumitan pasó a las manos de los jeques Dzhuybari durante el reinado de la primera dinastía uzbeka de los Sheibanidas. El primer y principal enterramiento, desde el cual empezó la formación de la necrópolis, es la tumba de Abu Bakr Saad, uno de los descendientes del Santo Profeta Mahoma.
Abu Bakr Saad se considera el fundador de la dinastía Dzhuybari, que en su tiempo tenía una enorme influencia en la vida política y espiritual de Bujara.
Con los años, poco a poco la necrópolis Chor-Bakr se convirtió en el sepulcro familiar de la dinastía Dzhuybari. Durante los siguientes siglos el territorio de Chor-Bakr se llenó de mausoleos con tumbas-dajma en pequeños patios, la entrada en los que se efectuaba a través de una puerta especial - darvoza.
A finales del siglo XVI el gobernador de Bujara Abdullah Khan decidió hacer un regalo a la dinastía Dzhuybari y por su orden en el centro de la necrópolis Chor-Bakr se construyeron una madrasa, mezquita y khanako. Estos tres edificios están distribuidos en la plaza central, formando así una especie de patio. La madrasa, mezquita y khanako forman un conjunto arquitectónico sorprendentemente coherente y armonioso. En las fachadas principales del khanako y de la mezquita se destacan los portales con bóvedas bastante amplias en forma de arcos. Las paredes ubicadas por los lados de estos edificios están hechas como terrazas de dos pisos, lo que no es típico para edificios de este tipo. A principios del siglo XX en la parte abierta de este patio se construyó un pequeño minarete que imita el minarete Kalyan.
En la parte norte de Chor Bakr se encuentra el jardín Chor Bog con plantaciones de árboles decorativos y frutales, viñas y flores. Dos canales de unos cinco kilómetros de largo llevan desde las puertas de la ciudad hasta el jardín Chor-bog, a lo largo de estos canales están plantados los árboles. Los canales se cavaron para que Abdullah Khan, cuando fuera a Chor-Bakr, durante todo el camino estuviera a la sombra de árboles en lugar de estar expuesto al sol abrasador.
Con tiempo las reglas de enterramiento cambiaron, y hacia el siglo XIX en Chor-Bakr ya enterraban a todos los miembros de la dinastía, incluso a las mujeres.
En Bujara hay una creencia de que si un peregrino que haya visitado Chor-Bakr, pide un deseo y en un solo día visita cuatro tumbas de los santos llamados Bakr, su deseo se hará realidad.
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