Desfiladero Sarmysh-Say
Los ejemplos de arte rupestre - petroglifos - que se han conservado hasta nuestros días, se encuentran en muchos lugares del mundo. El desfiladero Sarmysh Say cuenta con una acumulación enorme de pinturas rupestres, lo que lo convierte no sólo en una curiosidad importante de Uzbekistán, sino también en una especie de biblioteca prehistórica de importancia mundial.
El desfiladero Sarmysh Say está ubicado a 30 kilómetros al noreste de la ciudad de Navoi, en la ladera sur de Karatau. El desfiladero es ideal para hacer pinturas, como si la naturaleza misma hubiera creado este lienzo gigante para los antiguos artistas.
Los petroglifos se encuentran en todo el cañón en un territorio de 2 km, los hay más de 4000. La edad de la mayoría de las imágenes se oscila aproximadamente entre 6 y 4 mil años, las más antiguas de ellas tienen más de 10.000 años. Una parte de las imágenes está grabada en las rocas, algunas están pintadas con tinte especial que la gente primitiva hacía de ocre. El temario de los petroglifos es muy diverso. En Sarmysh se pueden encontrar las escenas de caza y escenas rituales sagradas, así como las imágenes sueltas de la gente y animales. A veces hay también algunos ejemplos muy extraños. Por ejemplo, las personas con dos cabezas, vestidos con trajes similares a los escafandros espaciales. Aunque, puede ser que sean sólo ropa y máscaras rituales. También se encuntran las imágenes de animales extraños y todo tipo de signos.
Por supuesto, ahora es difícil distinguir cuál de las imágenes se reprodujo del natural, y qué eran fruto de la imaginación de la gente antigua. Gracias a que el paisaje de los alrededores no haya cambiado mucho desde aquel momento, surge una sensación de presenciar en aquella época. Desde los rincones del subconsciente emergen los olores de humo y carne, se oyen los sonidos de tambor de chamán. La atmósfera psicodélica empuja fuera de la conciencia los modernos conceptos tales como el Internet, coche, electricidad. Instintivamente empiezas a ir más despacio y silenciosamente, como si buscaras caza o trataras de evitar hacerte presa.
Aparte de los petroglifos, la presencia del hombre prehistórico se testimonia por una cueva muy bien conservada. La cueva suficientemente grande, consta de varias salas, conectadas por pasillos. Muchas generaciones de antiguos artistas que han dejado sus obras maestras en las paredes del cañón Sarmysh-Say, encontraron aquí el refugio y protección de intemperie y animales salvajes.
Hay muchas leyendas sobre el desfiladero Sarmysh-Say, así como sobre la mayoría de lugares parecidos. En general están relacionadas con la “gente que desciende del cielo”. Los habitantes locales afirman haber visto misteriosos objetos voladores que daban vueltas en el cielo.
El desfiladero Sarmysh-Say no es sólo una de las curiosidades importantes de Uzbekistán, sino también es un lugar de peregrinación para los científicos de todo el mundo. En efecto, el carácter único de las pinturas rupestres locales consiste no sólo en su cantidad grande, sino también en el hecho de que no se repitan en ningún otro lado. Gracias a estas imágenes podemos estudiar la vida de la gente primitiva, sus creencias, ritos y costumbres. El desfiladero Sarmysh-Say es una especie de galería de arte y un rico archivo de datos sobre aquel período de la historia, del que hoy en día se sabe tan poco. Y quién sabe, puede ser que este archivo sea más seguro que los modernos depósitos en forma de micro esquemas delicados y discos ópticos...
Fotos:
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