Torre de Burana

El Minarete de Burana cerca de la ciudad de Tokmok en Kirguistán

La Torre De Burana (El Minarete de Burana) es un monumento arqueológico y arquitectónico ubicado entre las ruinas del asentamiento de Burana, a 12 km al suroeste de la ciudad de Tokmok en Kirguistán, en la orilla izquierda del río Chu.

Los historiadores creen que la ciudad medieval de Balasagun, la capital de uno de los estados turcos feudales más grandes y más poderosos, el estado Qarajánida (940-1212), se encontraba aquí. En ese tiempo, Balasagun, ubicada en la Gran Ruta de la Seda, fue una de las ciudades florecientes de Asia Central. En 1219 la ciudad fue capturada por los mongoles y   por el siglo XIV dejó de existir por completo. Solo la enorme torre de Burana, las ruinas de las fortalezas, las murallas defensivas, los fragmentos de tuberías de agua, los objetos cotidianos y productos de arte decorativo atestiguan hoy la grandeza pasada de la capital de los Qarajánidas.

La Torre de Burana (siglos X-XI), construida con ladrillos horneados, es una estructura antigua destacada, parte del Museo arqueológico y arquitectónico de Kirguistán y un monumento de patrimonio cultural. Su altura hoy es de 21,7 m, aunque inicialmente la torre tenía al menos 40 m. Tiempo después, su parte superior fue destruida por un terremoto, pero nuestra imaginación viva puede redibujar los metros que faltan y penetrar profundamente en los siglos. El Minarete de Burana tiene una base, un podio, un zócalo y un tronco. La base es un mortero de arcilla con piedra en lugar de concreto, con revestimiento de mármol. Sobre el podio está como vestido con el zócalo octogonal, con nichos arqueados de ladrillo horneado. Arriba, el tronco del minarete apunta  hacia el cielo, que como un árbol gigante, se va estrechando hacia arriba. Dentro de la torre hay una escalera de caracol con inconvenientes y maltratados escalones de ladrillo horneado. Inconvenientes porque nuestra estatura se ha vuelto mayor que la de nuestros antepasados y el paso es más largo, o el tamaño de nuestros pies es enorme en comparación con los contemporáneos de los Qarajánidas.

La torre de Burana es avivada por leyendas originales, a menudo tristes. Una de ellas habla del Kan, que tenía una hermosa hija. Se predijo que la hija sería muerta por la picadura de una araña negra, así que el Kan ordenó construir una torre, puso a la hija en la habitación en la parte superior de la misma y hacía examinar cuidadosamente a todos los que subían los escalones. Sin embargo, el día de su cumpleaños número 16, como se predijo, la niña murió por la mordedura de una araña que el propio Kan trajo accidentalmente en unos racimos de uvas. Golpeando los muros por la aflicción, el Kan demolió la parte superior de la torre, por lo que ahora el minarete es más corto en un par de decenas de metros.

Hoy en día, la Torre de Burana es uno de los más grandes monumentos históricos y arquitectónicos de Kirguistán y está protegida por el estado, atrayendo la atención de científicos y turistas.

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