Lago Kaindy

El misterioso encanto de Kaindy

Para los amantes de los secretos y misterios naturales, los que sueñan con visitar lugares que pueden agregar un poco de adrenalina a la sangre, en la región de Almatý, Kazajistán, está preparado un verdadero regalo. A una altitud de 1667 metros en las montañas de Tian Shan, en el desfiladero de Kungei Alatau, está el  pequeño lago Kaindy. A unos cinco kilómetros del lago, entre un denso bosque de abetos, hay un encantador bosque de abedules que le dio el  nombre al lago. "Kaindy" significa "abundancia de abedul" en el idioma kazajo. El lago recibió su otro nombre "Bosque hundido" debido a su aspecto surrealista: desde la superficie turquesa del lago, como  mástiles de barcos hundidos, se elevan  troncos de abetos gigantes.

El lago se encuentra a 280 kilómetros de Almatý (Alma-Ata), y se puede llegar a él en aproximadamente 5 horas cambiándose a un SUV en el pueblo de Sati. Por cierto, desde allí, el camino conduce a los lagos Kolsay, otro increíble rincón de la naturaleza kazaja, ubicado a solo 12 km al oeste de Kaindy. No se arrepentirá si decide mirar allí también. Por cierto, los lagos Kolsay y el Kaindy son parte de un único parque natural nacional, establecido en 2007.

Alguna vez en el desfiladero de Kungei Alatau, en el fondo del cual serpenteaba un caprichoso riachuelo, alimentado por manantiales subterráneos, crecían centenarios y majestuosos abetos. Estas bellezas de Tian Shan, esbeltas y densamente ramificadas, en su deseo de llegar al sol, se hicieron cada vez más altas, casi tocando con las ramas a las nubes que pasaban por el cielo. Los habitantes del bosque, pájaros y animales, llevaron su vida medida en completa armonía con la naturaleza. Pero la naturaleza es impredecible. En su búsqueda por la excelencia, ella, como verdadera artista, se deshace implacablemente de lo viejo y crea nuevos cuadros aún más grandiosos. Y así, en 1910, el elemento natural llegó a este rinconcito lleno de idilio. Un poderoso terremoto causó un deslizamiento de tierra que bloqueó el río. El obstinado río, en busca de una salida, comenzó a llenar el desfiladero con agua, absorbiendo, poco a poco, a los enormes abetos. Pero los gigantes no se rindieron. Sus raíces de anclaje, que se aferraban fuertemente a las salientes de rocas y piedras grandes en el suelo, evitaban que se cayeran. El agua bullente, que se elevó a unos 25 metros, se calmó, habiendo ganado parte de las posesiones del bosque y convirtiéndolas en un lago de montaña.

Un siglo después, este lago ya no es tan profundo. Los flujos de lodo que tuvieron lugar en 1980 y 2010 trajeron toneladas de piedras y arcilla a sus aguas, reduciendo su profundidad en unos cuantos metros. Pero el abeto, capturado en el agua a principios del siglo pasado, aún sigue en pie. Sus troncos, desprovistos de coronas, todavía se extienden hacia el cielo, como símbolos de una lucha interminable por un lugar bajo el sol. Pero lo más sorprendente es que en su parte submarina, las piceas conservaron su ramificación, habiendo perdido solo las agujas en la lucha contra los elementos. Los alrededores de agua helada parecieron congelar a los gigantes en el tiempo y convirtieron sus ramas en collares de esmeraldas que cuelgan como estalactitas en cuevas.

Los buceadores siempre han sido aficionados a este lago, fascinados por la misteriosa belleza del bosque submarino. El deseo de sumergirse en estas aguas cristalinas y disfrutar de los misteriosos gigantes submarinos, los hace venir aquí no solo en verano, sino incluso en invierno. Bucear aquí requiere algo de preparación y trajes especiales. De hecho, incluso en pleno verano, la temperatura del agua no supera los + 6 grados centígrados. Y el aire en el verano no calienta más de +23.

Kaindy es hermoso en cualquier época del año, cada estación aporta sus propios tonos únicos a su increíble y frágil belleza. Suba a la plataforma de observación en lo alto de las montañas y disfrute de la vista panorámica.  Nunca podrá olvidar estos lugares.

Jatko YV, 2019

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